miércoles, 24 de abril de 2013


CAPITULO 30: “Un sobre marrón



Cuando el Oyabún contempló aquella primera foto en blanco y negro que acababa de extraer del sobre marrón que había encima de su mesa, estuvo tentado de arrojarlas airado a la cara de Katsuo y preguntarle por qué razón le entregaba instantáneas privadas del americano practicando sexo con una mujer japonesa. En un primer momento, aparte de la grosera naturaleza de las imágenes, lo que más le irritó fue el hecho de que el gaijin mantuviese relaciones con una mujer nipona, pues lo que Kenshiro más despreciaba en el mundo era el mestizaje. Tardó aún varios segundos más en darse cuenta de que aquella era su propia mujer.
Cuando lo hizo, no hubo cambio alguno en su rostro. Kenshiro sabía bien como mantener la calma. Por puro instinto comprobó todas las fotos una por una, como queriendo estar seguro de que aquello era real, de que no había ningún error. Pero no lo había. Aquella era Hiyori Nakashima.
Fue entonces cuando se percató de porqué no había reconocido a su esposa en un primer momento. La mujer desnuda que aparecía allí, cabalgando a horcajadas sobre el americano tenía una expresión que él no había visto jamás. Era una expresión de abandono sensual semejante a la que recordaba haber visto en una escultura durante su primer viaje a Italia; el Éxtasis de Santa Teresa. Aquella expresión de placer desbordado no se correspondía con la sonrisa serena como un lago que acostumbraba a ver en Hiyori. En absoluto. Aquella mujer tenía que ser una prostituta. No podía ser su mujer. No podía ser su Hiyori. Arrugó la foto en sus manos sintiendo ya arder la rabia en sus mejillas. Recordó entonces la noche en que la había conocido, en aquel pequeño burdel-restaurante hacía ya quince años. Recordó que lo primero que hizo al verla fue preguntarse cómo era posible que una criatura de tal belleza hubiera acabado en un lugar tan sórdido como aquel, como una ninfa en un estercolero. Kenshiro pidió que fuera solo ella quien sirviera su mesa aquella noche y, tras observarla en silencio le rogó tímidamente que se sentase con él. El hombre más temido de la isla sentía temblar sus manos bajo el mantel ante el efecto desarmante de aquella mirada. Al cabo de un rato mandó desalojar a todos cuantos estaban en el restaurante y quedaron solos ellos dos. Y hablaron. Hablaron toda la noche. Unos días después Hiyori ya era su mujer.

Ella había estado junto a él en todo momento durante quince años. Sus 

ojos habían visto como se convertía en el amo y señor de toda una 

ciudad. Durante todo ese tiempo ella había sido su apoyo, su bastón, tal 

vez su único contacto con el amor y la ternura en un mundo tan 

inmisericorde como el de la Yakuza. Siempre a su lado, incluso cuando 

había que tomar decisiones terribles. Y él la había aceptado, pese a su 

procedencia humilde, a pesar de saber que todos sabían que jamás le 

podría dar hijos. En contra de lo que todos le habían aconsejado. Solo 

porque la amaba. Y ella, maldición, se lo había hecho olvidar durante 

quince largos años. Le había hecho olvidar que no era más que una puta.

 Una maldita y sucia puta de burdel barato. Kenshiro volvió a mirar todas 

las fotos y las fue arrugando una por una. Katsuo estaba en pie frente a 

él, inmóvil y silencioso. El Oyabún le lanzó una mirada que congelaría el 

hidrógeno en el vacío. Su voz fue fría y cortante como una daga de 

verdugo: “...Esta furcia muerta no es mi mujer. Encuéntralos a los dos y 

mátalos. Con dolor.” Katsuo se dio la vuelta para marcharse, pero se 

detuvo: “...Hay algo más, Oyabún; Creemos que un soporte informático 

con datos cruciales sobre nuestra seguridad ha sido copiado del 

ordenador central. Todo apunta a que el ladrón es el mismo perro gaijin

Solo él tenía acceso al mismo.” Kenshiro, con la cabeza entre las manos, 

apenas le escuchaba; “...Ya conoces tus órdenes.”

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...Ohhhh....pero...¡QUÉ PUTADA!... No me lo puedo creer...¿¿¿Pero esto se acaba aquí???...¡Y justo ahora que estaba enganchado a la historia y de verdad empezaba lo bueno! 

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3 comentarios:

  1. Buenos días Sr. Ariza,
    Recibió mi correo en desperto73?

    Soy Jor-Ten.
    jortenanv@gmail.com

    Saludos.

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  2. Mono, mono, tengo el mono de nuevos episodios...

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  3. ...Pues lo que viene ahora es bastante fuertecíllo...agarraos al asiento!

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