lunes, 25 de marzo de 2013


CAPITULO 21: “Un sueño color rojo sangre


 Tras posiblemente el mes y medio más tedioso de sus vidas, Rocky Yoshikawa y Toshiro Imomura aún desconocían por completo si tal como aseguraban en el reformatorio, implacables robots armados con láseres custodiaban los pasillos de la Torre Nakashima. Y es que, la única parte del legendario edificio al que les tenían permitido el acceso, eran los infinitos aparcamientos subterráneos, donde habían sido destinados para cubrir el ingrato turno de vigilancia nocturna.

Rocky llevaba tantas horas en pie sin moverse, que no había parte de su cuerpo que no le doliera, especialmente los pies, embutidos en aquellos condenados mocasines demasiado pequeños. Había veces que incluso echaba de menos acarrear sacos de sales en la casa de baños. El parking de la torre Nakashima era tan inmenso, que a ambos lados de su visión, el techo y el suelo parecían unirse en una línea de oscuridad, y el eco de sus pisadas reverberaba en el pesado silencio, cada vez que hacía su ronda.
Estaba en el Nivel Delta, a seis pisos bajo tierra, y los únicos que allí estaban eran Toshiro y él mismo, pero tan alejados que ni se veían, y solo podían hablar a través de sus walkie-talkies para combatir el insoportable aburrimiento. Las posibilidades reales de que alguien no autorizado accediera al Nivel Delta eran tan remotas, que en la práctica eran casi nulas. Por eso ni se molestaban en monitorizarlas. Rocky se desilusionó cuando en lugar del arma automática que esperaba recibir, le dieron tan solo aquel maldito intercomunicador del siglo pasado, y una pesada linterna de batería.
En aquellas largas horas, un único pensamiento rondaba su cabeza, el mismo que le había arropado cada noche al acostarse en su jergón en las termas de Ishiguro: Asami Suromachi.
No había dejado de pensar en ella desde que le robó aquel beso al salir de clase un par de meses atrás, pero era demasiado orgulloso y tímido al mismo tiempo, como para atreverse a llamarla. Por fortuna para él, aquella misma mañana, al fin, ella le había enviado un mensaje a su móvil, un brevísimo e-mail con una fecha, que era a la vez un recordatorio y una cita. Rocky sabía bien que esa noche era su decimoséptimo cumpleaños, e incluso donde iría a celebrarlo junto a sus amigas, al mismo club de karaoke en Shibuya, tal y como hacía cada año.
Hubiera dado su brazo derecho -o eso pensaba- por poder estar a su lado aquella noche, pero para su desgracia, no podía hacer absolutamente nada; ni siquiera llamarla, pues a esa profundidad no había posibilidad de cobertura.
Frustrado, le dio una violenta patada a una lata de cerveza vacía, arrepintiéndose al instante de su estupidez, pues el envase de latón, hizo una larga parábola en el aire, hasta chocar con estrépito contra uno de los coches, veinte metros más allá, perdiéndose a continuación en la oscuridad. Al oír el golpe de la lata contra el capó metálico, el corazón le dio un vuelco, y se llevó las manos a la cabeza al pensar que pudiera haberle dado al vehículo de alguno de los jefes de clan; si era así, y había rayado su coche, ya podía darse por muerto. Y con razón.
Pero al acercarse a la carrera, descubrió con alivio que el automóvil al que había acertado con su irreflexivo chute, no pertenecía a ningún japonés; Era el Cadillac del estúpido y engreído americano. Rocky estaba enamorado de aquel coche casi tanto como de la propia Asami; Solo lo había podido admirar de lejos, pues el gaijinsiempre lo aparcaba en un sitio distinto, pero incluso a distancia, llamaba la atención. A la luz de su linterna, la carrocería color rojo relucía, brillante y encerada, con sus embellecedores y retrovisores plateados y ese increíble techo descapotable.
Se agachó para examinar las llantas bicolores blanquinegras, y paso los dedos sobre la inscripción plateada con el nombre de la marca, justo como un ciego lo hubiera hecho. Un sueño del color de los labios de una mujer. Pero era real, lo estaba tocando. Al acercarse para alumbrar el interior, pudo ver que la tapicería de cuero era del mismo tono sangre que la carrocería; Y fue entonces cuando descubrió con estupor, que las llaves estaban aún puestas en el contacto.
Conteniendo su primer impulso, sostuvo la mano junto al picaporte de la puerta del vehículo, con el corazón latiendo al galope, sin atreverse a hacer lo obvio. Instintivamente, miró a ambos lados, aún sabiendo que nadie le observaba. Entonces giró el picaporte; No podía ser. Estaba abierta. Era demasiado bonito para ser verdad.
Dando gracias al cielo, subió al interior de enorme Cadillac, dejando su linterna encendida en el asiento del conductor. Con las manos temblando por la emoción, acarició el salpicadero con una delicadeza casi sexual; sentía que tenía con aquel coche una relación especial, una conexión íntima. Al girar la llave del contacto, el estruendo del motor le sobresaltó. Era increíble la potencia de aquel titán. El motor tenía que estar trucado. Por un momento, pensó en la cara que pondría Asami si le viera aparecer montado en aquel formidable bólido para recogerla en la puerta del karaoke. Se estremeció de placer solo de pensarlo. El problema era que al minuto siguiente aún lo seguía pensando. Consideraba la posibilidad realde hacerlo, y eso era muy, muy peligroso.
Incluso él mismo, tenía miedo a veces de su propia temeridad, de aquella parte de su personalidad que no podía controlar, y le llevaba a cometer todo tipo de locuras. Conocía bien lo que hacían a los miembros del clan que la pifiaban, había visto sus manos mutiladas. Pero también que aquella ocasión era única en la vida. Rocky no creía en las casualidades; Y si aquel coche estaba allí esa noche, era por alguna razón. -pensaba- Una que tal vez no llegara a entender, pero en cualquier caso, era su destino. Y no era una idea tan descabellada;
tras más de un mes, conocía al dedillo los horarios de cambio de guardia, y también que nadie le echaría de menos en las próximas cinco horas. Había algo que el muchacho descubrió tan pronto como llegó allí;  la seguridad de la atalaya de los Nakashima tenía un punto débil. Si entrar en la Torre era una misión imposible para un intruso, incluso para un ejército armado desde el exterior, salir de ella era en cambio, muchísimo más fácil. Y en último término, -pensó mientras prendía un cigarrillo- si hacía un rato hubiera dado su brazo derecho por estar con Asami, un par de falanges de su dedo meñique no parecían demasiado sacrificio.Quince minutos después, un extasiado Rocky Yoshikawa pisaba a fondo el pedal del acelerador camino de Shibuya y del amor. Era tan consciente de que aquella podía ser su última noche sobre la tierra, que no iba a perder un solo segundo en lamentar lo que estaba haciendo, y mucho menos en tener miedo. El miedo era para los débiles, y aquella noche, subido en aquel dragón rojo que todo el mundo se giraba para mirar, él era el puto rey del mundo.
Al pasar frente a un grupo de adolescentes de estética rockabilly, estos le saludaron alzando el puño, admirando su estilo. Pero lo mejor de la noche estaba aún por llegar. El instante por el que vivía, llegó al detenerse frente al karaoke, en cuya puerta, aún vestidas con su uniforme del colegio, estaban Asami y sus amigas, que parecían tirar de ella hacia el interior del local, mientras la joven, reticente, se diría que esperara aún a alguien. Ella miraba con preocupación su teléfono móvil, aguardando acaso una llamada, por eso no le vio llegar. Fue cuando Rocky pisó a fondo, haciendo rugir con furia su montura, cuando al fin alzó la mirada y le vio. Y al ver su expresión, el delgado joven supo que aunque jamás volviera a tocar el piano con diez dedos, habría merecido la pena. Sin dar una sola explicación a sus estupefactas amigas, Asami saltó al interior del descapotable, y se abrazó al cuello de Rocky, que volvió a quemar llanta antes de salir disparado hacia algún lugar solitario. Acaso -pensó- las colinas de Shibuya serían un lugar romántico para hacer que su última noche en la tierra fuera también la mejor de todas.
 

2 comentarios:

  1. ansioso de nuevos capítulos :)

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que la obra te haga pasar un buen rato! esta semana anterior ha sido complicada a nivel personal, pero es para mi un placer compartir esto con vosotros cada semana. :-)

    ResponderEliminar

Buscar este blog